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AÚN

EN TIEMPOS

DE SOLEDAD

Que delicia quererse. Que delicia amar tus pecas, tus lunares. Que delicia disfrutar tus gorditos, tus huesitos o tu altura. Es inigualable el sentimiento de amar nuestra risa, nuestras cicatrices, nuestras raíces. Aceptar nuestros gustos, nuestra sexualidad, nuestra cultura, nuestro idioma. ¿Has pensado qué se siente ser tú? ¿Alguien más tiene el placer de tener tu mirada? ¿Alguien más tiene el placer de tener tu color de piel? ¡Nadie más que tú! 

Que delicia sentirse. ¿Lo has hecho? ¿Te conoces? Nadie tiene tu forma de ser, ni tu belleza. Nadie incluso podría ser igual de gracioso como tú lo eres o tener la pasión por lo que amas como tú. Nadie se parece ni a ti ni a mi.

 

Conócete y ámate. Quiérete como si fueras el único en el mundo que lo fuera a ser en toda tu vida. Y es así, así tengas pareja, hijos o nietos, nadie puede amarse tanto como tú te amas. Nadie va a luchar tanto por tus derechos, por tus pasiones, por tú vida como tú mismo. Si tu no reconoces ese amor dentro de ti, es muy difícil que alguien más lo haga, si tu no te das tu valor, es muy difícil que alguien lo note.

 

En tiempos difíciles, en tiempos de soledad, aún en tiempos en los que no parece haber nada positivo, descubrirás quién eres, de lo que eres capaz de hacer y te sientas orgulloso de eso. Jodidamente orgulloso de ti. A tal punto de amar tu piel, amar tus huesos, amar tus defectos. Cierra los ojos un momento y piensa, ¿qué se siente amarse? ¿Qué se siente aceptarse? ¿Lo haces?

Los mejores momentos para comenzar a apreciarnos, son los tiempos en los que estamos cara a cara con nosotros mismos. Donde nos ponemos a prueba. Donde vemos qué tan valientes podemos ser con o sin alguien a nuestro lado. Los tiempos de soledad. Esos, son los mejores.

14 Febrero, 2018

11:44 PM

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